El trabajo, la escuela, el entretenimiento y hasta las
visitas familiares nos hacen salir de casa y tener que enfrentarnos al caos de
las grandes avenidas para llegar a nuestro destino; sea en automóvil, en
transporte público o a pie, las opciones nos invitan a una aventura callejera
que pondrá a prueba la habilidad de los conductores y la paciencia de todos.
Los peatones
En muchos lados recomiendan caminar 30 minutos al día,
algunos se aventuran y todo marcha bien al dar la vuelta a la colonia, pero
cuando se camina por zonas desconocidas estamos propensos a ser violentados de
forma verbal o física; primero porque nos pueden insultar “los dueños de la
zona”, (ya saben nunca faltan los que se creen dueños de la calle o algunos
vagos), podemos ser víctimas de robo, o
peor aún, lo que “casi no pasa” que un carro se pase el alto y esté a punto de
atropellarnos.
Y
¡uy! que nadie nos aviente el carro porque sacamos a relucir el lenguaje
florido y le decimos hasta de lo que se va a morir. Desgraciadamente no hay una
verdadera cultura que le dé, si no la prioridad, al menos el respeto debido al
peatón. En algunos casos los puentes destinados a evitar el contacto de los
peatones con los autos son más peligrosos que cruzar la calle a lo valiente.
Transporte público
Estación Pantitlan del Sistema de Transporte Colectivo Metro |
El trato violento en el transporte público es de lo más
común sobre todo en el Distrito Federal, y uno de los transportes en los que
más se da el caso es en el Sistema de Transporte Colectivo Metro. Para quienes viajan a hora pico ya se la
saben, los codos son un arma mortal para las costillas y espaldas, los
empujones, pisotones y bolsazos no se hacen esperar cuando de defender un
centímetro de espacio para viajar con “comodidad” se trata.
Para
las mujeres se pone más feo, pues cuando en el vagón hay de chile mole y
pozole, las manos largas nunca faltan, y algunas no se quedarán con las ganas
de responder a tal actitud con palabras o hasta con algún golpe bajo pagando
con la misma moneda.
Otro
caso común de violencia verbal en el transporte público es cuando los
conductores van echando carreritas o pareciera que se les olvida que traen
pasaje y que muchos vienen parados, por lo que los frenones calientan los
ánimos a más de uno y terminan recordándole a toda su familia al chofer.
Vehículos
Una de las formas
más peligrosa de violencia que puede desembocar en algún accidente. Para muchos
hombres su automóvil es intocable, entre el dinero que le invierten y el cariño
que le tienen, con un rayón puede dolerles hasta el alma.
Y
en el tránsito de la ciudad la desesperación por el tráfico en las calles,
ha llevado a muchos a aventar el carro
para poder pasar, da lo mismo si es a un peatón o a otro automovilista, el fin
es llegar a tiempo o lo más rápido posible.
Debido
a todo esto las mentadas de madre son algo muy común ya sea gritando o con el
claxon, el reclamo es ley, y si llega a ver un golpecito o un cerrón, los mil
demonios llegan y a la primera se bajan a echar bronca y hasta los golpes
pueden llegar, todo depende del ánimo y de la respuesta que se obtenga por
parte del otro conductor.
Tráfico en Periférico Norte |
Analizar
estos ejemplos cotidianos tal vez parezca tonto, pero ya estamos acostumbrados
y son algo normal, sin embargo, las actitudes que tomamos no dejan de ser
violentas y bastante explosivas. Sabemos
que las vialidades no son eficientes, que el respeto cada día se pierde más y
el estrés por el trabajo o los problemas que nos agobian se ve reflejado con
perfectos desconocidos cuyo único pecado es andar a nuestro lado.
Seamos
un poco más conscientes y evitemos problemas innecesarios, todos necesitamos
llegar rápido, pero en nada ayuda
gritar, golpear o aventar el carro.
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