Lo Último

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diciembre 19, 2014

TAQUITO DE TRIPA



TAQUITO DE TRIPA



Abrió pesadamente los ojos, escuchó el ruidoso masticar, de quien come con la boca abierta retacada de comida, de ésta salió una voz cándida, bajita, casi tímida.

– No te muevas demasiado rápido, podrías abrirte las suturas – y como si la psicología inversa hubiera cundido en la cabeza de Estela, ésta se movió rabiosamente.

Un hilito de sangre se dejó ver por el rayo de luz que se proyectaba del techo, lo demás en penumbras. Comprendió al instante de lo que se trataba, el dolor, las ataduras y el penetrante olor a cloroformo, supo en ese momento que era su fin.

– Llora, por favor – le aconsejó la voz.

Ahora recordaba, era él.



Siempre le intrigaron los hombres solitarios, esta no era la excepción, clavó sus ojos sobre él, de figura alta y delgada, rasgos finos pero acentuados por la barba tupida.

– Toma te regalo un panfleto – le estiró la mano interrumpiendo su lectura. – Es importante que hagamos consciencia como sociedad de la crueldad animal que es aplicada en los rastros, los daños a la salud que causa el consumo de carne animal…

– No como carne de animales – él replicó inmediatamente.

Con una sonrisa en la cara y sin permiso, se sentó en la mesa, Journal American College of Surgeons y un té, acompañaban al que después concluyó que era el Doctor.

La casa era magnifica, antigua como lo son en la Nueva Santa María, oscura y fría, de techos altos y de un gusto simple en la decoración, sólo unas xilografías shunga decoraban la sala, pidió pasar al baño, una toalla, un jabón dentro del celofán y un rollo de papel nuevo, era todo, no había espejo, le llamó la atención que no había ninguno, ni en la sala, ni en el comedor; aunque los muebles y demás enseres en el interior de la casa eran evidentemente antiguos, todo olía a limpio.

– Cabernet o merlot – preguntó el Doctor mostrando las botellas.

– No lo sé, me da igual­ – replicó Estela, quien para entonces comenzaba sentirse aún más atraída a él.

La mesa de caoba se adornó con sopa de queso, ensalada de manzana, y berenjena al horno.

– ¿Tú no vas a comer? – en tono juguetón.

– Ahorita no, al rato – replicó con una sonrisa de oreja a oreja, Estela respondió con otra.

Ella le contó una historia ridícula del porqué había dejado de comer carne, de cómo dejó de usar productos testados en animales, y que ahora todo, o casi, todo lo que ella consumía, lo cultivaba en la terraza de su departamento, que era muy liberal con la sexualidad femenina, de izquierda y tranquilamente atea. El Doctor la miraba con lo que ella dedujo que era atención y por cortesía le preguntó, acerca su historia vegetariana.

–No fue por convicción, comenzó a enfermarme la carne. – guardó un breve silenció y de pronto un exabrupto – ¡Cómo extraño los tacos de tripa! – contestó perdiendo la compostura por unos segundos; Estela soltó una risita.

El vino la había mareado muy pronto, seguramente era porque nunca tomaba cosas finas, pensó. La tomó de la mano y la guió hasta unas escaleras, con cuidado la ayudó a bajar, seguía mareada. La desnudó, sus pechos firmes y los pezones duros, no sólo por el frío de la habitación, Estela estaba completamente excitada, él se desnudó, comenzó a tocarla con vehemencia, se incorporó con dificultad para intentar besarlo, la tumbó, comenzó a atarla a la mesa, por primera vez probaría las mieles del bondage, pensó, – relájate… –, visión borrosa; las cuerdas apretadas, comenzaban a ponerle las manos y los pies fríos, el sonido de metales, charolas y frascos. Oscuridad y silencio total. 

La mesa de caoba se adornó con vino tinto, Annals of Surgery, un plato decorado con lechuga, sobre de ésta un taquito de tripa y helado de vainilla.


Frida Trejo. 
2014


Xilografía shunga. "El sueño de la esposa del pescador", Katsushika Hokusai, 1820.

















diciembre 18, 2014

Ruidos en la Cuidad: Vendedores de los mercados en sobre ruedas “¡Pásale chula, pásele marchanta todo barato. Bara, bara!”


Ruidos en la Cuidad: Vendedores de los mercados en sobre ruedas
“¡Pásale chula, pásele marchanta todo barato. Bara, bara!”
Si alguna vez te preguntaste lo peculiar que es ir a un mercado y encontrarte, mientras lo recorres, a muchos comerciantes gritándote el clásico “pásele güerita llévelo llévelo bara bara”, en este número te  hablaremos un poco de esta tradición que en nuestra cultura tiene un nacimiento prehispánico y que ha perdurado a lo largo de cientos de años dentro de nuestra sociedad.


El nacimiento de los famosos tianguis o mercados sobre ruedas se da desde la época prehispánica. El ejemplo más claro de cómo eran estos mercados lo tenemos en el mercado de Tlatelolco, creado en 1325 durante la etapa posclásica por la cultura mexica, donde el principal propósito era el intercambio de productos entre productores y pobladores de aquel tiempo.

A lo largo de los años, estos mercados han ido transformándose y preservándose en el gusto de los mexicanos.
Una de las características más peculiares de estos lugares, además de los olores, sabores, colores y productos, son las frases que los comerciantes utilizan para obtener clientes y así convencerte de que te acerques al puesto y compruebes la calidad de lo que ofrecen.
Su lenguaje hace que mueras de risa o subas tu autoestima, pues tanto hombres como mujeres, sin importar si eres moreno, blanco, alto o bajito, ellos siempre te dirán güerito o güerita sea el caso. Los comerciantes con su clásico “pásele, pásele” te invitarán a ver sus productos y comprarlos.
La tradición de recorrer las calles o establecimientos ya definidos, mientras los comerciantes gritan ofertando sus productos, o poniendo música, es un sello distintivo de estos lugares donde la combinación de olores, sabores y ruidos hacen algo sin igual en otros lugares del mundo.






diciembre 17, 2014

Los huapangos en movimiento

Escuchar música en el trayecto para llegar a la escuela, la oficina o la casa, es agradable.  Nos relaja y puede hacer el camino más ameno cuando se trata de largas distancias o un tráfico insoportable.
Conjunto de huapango





diciembre 16, 2014

Sonidos de la historia, los organilleros



Al recorrer las calles del centro histórico podemos encontrarnos con un sonido característico al compás de cielito lindo o las mañanitas que vienen de una caja de madera que funciona al girar una manivela con la inscripción Harmonipan al frente, estos son llevados y tocados por un hombre o una mujer vestidos con un uniforme color caqui, es así como podemos reconocer ver a los míticos personajes conocidos como organilleros.

Algunos de ellos comienzan el día desde las 7 de la mañana cuando van a recoger los organillos al lugar donde se los rentan por día, después cada uno se dirige a la zona en la cual tiene permiso de ubicarse así es como podemos encontrar a doña Martha frente al palacio de Bellas Artes o cerca de la Alameda central a veces acompañada de algún familiar y en otras ocasiones sola con su pequeña monita de fieltro a la que arregla con motivos patrios o según la fecha festiva que se acerque. Esto debido a que antiguamente los organilleros se acompañaban de un pequeño mono para poder llamar más la atención y entretener a sus escuchas.



Mientras toca cielito lindo nos platica cómo es el funcionamiento de los organillos que dentro llevan una bolsa de cuero que al girar la manibela mueve un rodillo en donde vienen grabadas las notas musicales y estas se logran tocar mediante unas pequeñas paletas de madera que emiten el sonido gracias al mismo aire de la bolsa de cuero, aunque pareciera sencillo tocar un organillo al intentar tocarlo se debe seguir un ritmo para que no varíe el sonido escuchándose lento, desafinado o muy rápido.

Es así como Martha nos cuenta que los organillos antiguamente eran para el entretenimiento de las familias acaudaladas o de buen estatus social, pero con el paso del tiempo han ido desapareciendo a quienes se dediquen a ser organilleros por las complicaciones de dinero, tiempo, ganancias, rentas y mantenimiento ya que al ser un instrumento antiguo quedan pocas personas que los reparen y afinen, sin embargo ella es feliz siendo organillera porque cómo ella dice “Es una tradición que no debemos perder somos parte de la historia de esta ciudad”


Y aunque no son exclusivos de encontrar en el centro histórico del Distrito Federal ya que también hay algunos en ciudades aledañas, sin embargo se han vuelto parte del paisaje urbano de la ciudad de los palacios que sino están presentes con sus melodías podemos sentirnos ajenos recorriendo esas calles repletas de historias en donde los organilleros detienen el tiempo con su música.






El Ocho


El Ocho
(The Eight)
Autor: Katherine Neville
Año de publicación: 1988
Editorial: de Bolsillo
Precio Gandhi: $159

Resumen

El ocho es una narración en dos tiempos: 1790 y 1970, y en tres ciudades: Francia, USA y Argelia. Ambas partes están intercaladas en la novela. Las valiosas piezas del juego de ajedrez de Montglane conceden un poder especial a la persona que las posee. Durante siglos algunos luchan para reunirlas mientras otros dedican su vida a que no ocurra jamás.

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El género del Thriller se caracteriza por un ritmo rápido, acción frecuente y con héroes ingeniosos que deben frustrar planes de más poderosos y mejor equipados villanos. Se utilizan gran cantidad de dispositivos, pistas falsas y giros inesperados. (Fuente: Wikipedia)

Podríamos definir a "El Ocho" como un thriller, pues Velis, una experta en informática, sin esperarlo, se ve involucrada en una carrera mundial para conseguir las piezas del legendario ajedrez de Carlomagno, que según las leyendas, quien posea el juego completo (el tablero y las 32 piezas), tendrá un poder ilimitado.

Hablando históricamente, siempre han existido artefactos que han pertenecido a grandes mentes y grandes figuras de la humanidad que han despertado un interés inusitado no solo en coleccionistas sino en los mismos estudiosos especializados y hasta en ciencias ocultas. Por hablar de cosas conocidas: la lanza del destino, la cruz de Jesucristo, la Monalisa, etc. Hay objetos menos conocidos, como el caso del Ajedrez de CarloMagno, protagonista de esta historia, pero que finalmente, toman el mismo camino que los objetos más conocidos: los huecos en la historia "oficial", esa que esta bien detallada en libros, autobiografías, fósiles y demás artefactos de los que se sirven los historiadores y arqueólogos para contarnos cómo es que sucedieron las cosas, sirven para que aquellos ingeniosos de la pluma escriban una apasionante historia, mezclando la ficción con la realidad y el pasado con el presente para entregarnos historias entretenidas, en las que vale la pena gastar un poco de tiempo y dinero y pasar un rato agradable.

Puede parecer aburrido y tedioso a ratos, pero Neville construye poco a poco un clímax sólido, que si bien sigue teniendo algunos huecos en el desarrollo, su novela termina por cumplir el objetivo de entretener y gustar a los que aman las novelas de suspenso y también a los que gustan de novelas históricas. Y aunque tiene un principio y un final, siempre existirá más de una persona que no disfrute de esos brincos pasado-presente-pasado o que prefiera una historia menos fantasiosa de lo que puede ser esta novela.


Calificación: 




diciembre 15, 2014

El Hobbit: La Batalla De Los Cinco Ejércitos (The Hobbit: Battle Of The Five Armies). El Último Adiós

Tres años después de regresar a la tierra media y trece de nuestra primera visita, decimos adiós a la tierra media (esperamos que por última vez). Y es que aunque adoramos El Señor De Los Anillos, la nueva trilogía que adapta el Hobbit es, una vez más lo decimos, absolutamente innecesaria. Una y quizá dos películas, como viene siendo moda en Hollywood con el último volumen de una saga de libros, no hubiera estado mal, pero tres fue una exageración. Diálogos y secuencias innecesarias, cambios no tan justificados y esa necedad al estilo de George Lucas de hacer una precuela de LOTR con detalles que nunca aparecen en el libro, no justifica la ganancia monetaria sobre los deseos de los fans.

Y aunque La Batalla de Los Cinco Ejércitos se reivindica siendo la mejor de la trilogía con secuencias impresionantes, es un hecho que está muy lejos de igualar la maestría de la trilogía original. Es necesario compararlas porque al fin y al cabo estas fueron hechas como complemento de las primeras tres. Ni la música, ni los personajes, ni los efectos (por muy buenos y mejorados que hayan sido con la técnica de HFR) superan o igualan a lo original.

Afortunadamente, y hablando de lo bueno, la película, con sus dos horas y media de duración, es entretenida en su mayor parte (hay momentos aburridos y de letargo), con escenas memorables y muertes épicas, como deben de ser. Y al final, nos queda la sensación de que volver a la tierra media no es tan malo, y de que la extrañaremos hasta que exista un remake, o alguien enfrente la difícil y casi imposible tarea de adaptar El Silmarillion.    

Calificación: 




Los sonidos del ayer, hoy y mañana.

Mezclas, acústicos, primeras filas, a ritmo de tambora, o arreglados para sinfónicas; los escuchamos en todo momento, generación tras generación conoce diferentes voces, la misma letra y hasta las armonías, pero ¿cuál es la necesidad?, el efecto cover revela más que una estrategia de mercado para posicionar a un desconocido artista, o el que perdió identidad o buscan el conocimiento de su influencia musical en la población que los escucha.
            No se duda del uso de la música solo para enfatizar o expresar los sentimientos de
un autor a los demás, la música es una industria, una rama artística que popularizada de la forma correcta tiene como resultado miles de dólares, con sus correspondientes pérdidas, pero ni por muy caótica que llegue a ser la piratería, puede destrozar la producción musical.
            El efecto cover sobresale por reunir momentos generacionales, resurgir grupos para añadirlos a los conjuntos musicales del momento, es la oportunidad de rememorar viejos recuerdos para los padres de familia que bailaban con las flans, y que ahora sus adolescentes griten por asistir a sus conciertos. Regresar al pasado llega a ser una táctica política por conducir y monitorear a una población más manipulable, en la que la información era cerrada, restablecer lazos antiguos, es una llamada de auxilo en donde siempre la nostalgia le gana a la actualidad.

            El afán por crear se empaño por la necesidad de venta y control con la sociedad para la que fue creada, reinventar está perdido, porque la sociedad es un cover que se repite como la moda, películas, telenovelas, temas en libros, diferentes formas de llegar a la actualidad pero al final es la misma pieza como un ciclo. 





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