Escuchar
música en el trayecto para llegar a la escuela, la oficina o la casa, es
agradable. Nos relaja y puede hacer el
camino más ameno cuando se trata de largas distancias o un tráfico
insoportable.
Para
quienes convivimos en la muchedumbre de la “limosina naranja” o los micros y
combis, tenemos una buena variedad para escuchar música: desde aquellos
supuestamente eliminados vendedores de discos que llevan a la venta los éxitos
de cualquier género, los conductores con las estaciones más poperas,
guapachosas o las noticias. Y ¿por qué no? el vecino con audífonos a todo lo
que da que gusta de compartir la música durante la hora pico.
Pero
existe otra posibilidad, sólo en la ciudad contamos con espectáculos gratuitos
en vivo, ya sea a medio transborde o directamente en el vagón y a mitad de los
pasillos. Son aquellos músicos en busca
de una oportunidad para dar a conocer su trabajo y comenzar a ganarse la vida
de esta manera. Tal vez no todos tendrán una voz como los mismísimos ángeles
pero llevan hasta nuestros asientos una variedad de ritmos, algunos
desconocidos o poco comunes.
Esta
modalidad de música en movimiento, más que llevarnos a conocer a la futura
estrella del rock, nos ayuda a recordar y conocer un poco de la música
tradicional mexicana y uno de estos ejemplos son los huapangos o también
conocidos como son huasteco.
El
origen del huapango se remonta por allá del siglo XVII, producto de la fusión
de las tradiciones musicales de los indígenas nativos del lugar con la
instrumentación propia de los europeos. Para quienes no lo conozcan, tiene una
rítmica de 6 por 8, el canto es con falsete y se presentan para ser bailados.
Este género se toca principalmente en
Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas, Puebla, Guanajuato y
Querétaro.
El
conjunto tradicional de huapangueros, también llamado trío huasteco, está
formado por un ejecutante de quinta huapanguera (guitarra de 5 u 8 cuerdas), la
jarana huasteca y el canto del huapango se ejecuta generalmente a dos voces, y
en ocasiones los cantores se turnan los versos.
Tal
vez para algunos la forma de cantar de los huapangos no sea lo más agradable
para el oído, pero la música tiene cierta magia, además de que cuentan con
mucho mejores letras que las canciones más populares. Tener huapangos en el
transporte podría parecer un poco raro y extravagante pero es una buena
oportunidad para conocer cuál es la música tradicional mexicana, que va más
allá del mariachi.
Así
que no dejen pasar la ocasión de disfrutar de un huapango si se lo llegan a
encontrar, denle una oportunidad en lugar de caras largas. Es raro pero suele
pasar, si usted ha viajado en los camiones de Pradera, Providencia y Aragón
rumbo a Metro Rosario tal vez sepa de lo que le hablo, una ruta bastante
concurrida por estos músicos.
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