Al
recorrer las calles del centro histórico podemos encontrarnos con un sonido
característico al compás de cielito lindo o las mañanitas que vienen de una
caja de madera que funciona al girar una manivela con la inscripción Harmonipan
al frente, estos son llevados y tocados por un hombre o una mujer vestidos con
un uniforme color caqui, es así como podemos reconocer ver a los míticos
personajes conocidos como organilleros.
Algunos
de ellos comienzan el día desde las 7 de la mañana cuando van a recoger los
organillos al lugar donde se los rentan por día, después cada uno se dirige a
la zona en la cual tiene permiso de ubicarse así es como podemos encontrar a doña
Martha frente al palacio de Bellas Artes o cerca de la Alameda central a veces
acompañada de algún familiar y en otras ocasiones sola con su pequeña monita de
fieltro a la que arregla con motivos patrios o según la fecha festiva que se
acerque. Esto debido a que antiguamente los organilleros se acompañaban de un
pequeño mono para poder llamar más la atención y entretener a sus escuchas.
Mientras
toca cielito lindo nos platica cómo es el funcionamiento de los organillos que
dentro llevan una bolsa de cuero que al girar la manibela mueve un rodillo en
donde vienen grabadas las notas musicales y estas se logran tocar mediante unas
pequeñas paletas de madera que emiten el sonido gracias al mismo aire de la
bolsa de cuero, aunque pareciera sencillo tocar un organillo al intentar
tocarlo se debe seguir un ritmo para que no varíe el sonido escuchándose lento,
desafinado o muy rápido.
Es
así como Martha nos cuenta que los organillos antiguamente eran para el
entretenimiento de las familias acaudaladas o de buen estatus social, pero con
el paso del tiempo han ido desapareciendo a quienes se dediquen a ser
organilleros por las complicaciones de dinero, tiempo, ganancias, rentas y
mantenimiento ya que al ser un instrumento antiguo quedan pocas personas que
los reparen y afinen, sin embargo ella es feliz siendo organillera porque cómo
ella dice “Es una tradición que no debemos perder somos parte de la historia de
esta ciudad”
Y
aunque no son exclusivos de encontrar en el centro histórico del Distrito
Federal ya que también hay algunos en ciudades aledañas, sin embargo se han
vuelto parte del paisaje urbano de la ciudad de los palacios que sino están
presentes con sus melodías podemos sentirnos ajenos recorriendo esas calles
repletas de historias en donde los organilleros detienen el tiempo con su música.
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