Mezclas, acústicos, primeras filas, a ritmo de tambora, o
arreglados para sinfónicas; los escuchamos en todo momento, generación tras
generación conoce diferentes voces, la misma letra y hasta las armonías, pero
¿cuál es la necesidad?, el efecto cover revela más que una estrategia de
mercado para posicionar a un desconocido artista, o el que perdió identidad o
buscan el conocimiento de su influencia musical en la población que los
escucha.
No se duda
del uso de la música solo para enfatizar o expresar los sentimientos de
un
autor a los demás, la música es una industria, una rama artística que
popularizada de la forma correcta tiene como resultado miles de dólares, con
sus correspondientes pérdidas, pero ni por muy caótica que llegue a ser la
piratería, puede destrozar la producción musical.
El efecto
cover sobresale por reunir momentos generacionales, resurgir grupos para
añadirlos a los conjuntos musicales del momento, es la oportunidad de rememorar
viejos recuerdos para los padres de familia que bailaban con las flans, y que
ahora sus adolescentes griten por asistir a sus conciertos. Regresar al pasado
llega a ser una táctica política por conducir y monitorear a una población más
manipulable, en la que la información era cerrada, restablecer lazos antiguos,
es una llamada de auxilo en donde siempre la nostalgia le gana a la actualidad.
El afán
por crear se empaño por la necesidad de venta y control con la sociedad para la
que fue creada, reinventar está perdido, porque la sociedad es un cover que se
repite como la moda, películas, telenovelas, temas en libros, diferentes formas
de llegar a la actualidad pero al final es la misma pieza como un ciclo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
En iNEDITA nos interesa tu opinión, muchas gracias por mostrarnos tu interés por el tema.