Del otro lado de las marchas…

La Ciudad de México, así como muchas otras alrededor del mundo, es conocida por su caos, congestionamiento vehicular y la variedad en manifestaciones de opinión.  Tener el derecho a expresarnos es un acto de responsabilidad: establecer, exigir, invitar a la conciencia y anunciar opiniones nos validan como ciudadanos participativos en la nación. Pero ¿qué pasa con lo que rodea a esos ríos de gente?

Doña Belén vende tacos de canasta junto con toda su familia, circula entre Insurgentes y Revolución, “me toca ver de todo. Están los que defienden a los animales, que no los prohíban, las de Atenco, contra la violencia”,  tan solo en el DF se registraron más de 9 mil manifestaciones en el 2013.

David comenta “Las trato de evitar, pero si me las cruzo, te informan de lo que pasa. Luego uno de tanto trabajo no sabe qué, pero pues yo respeto”.  Taxista por necesidad, enciende la radio para conocer los movimientos de la ciudad y llevar a su clientela a su destino lo más rápido posible.

Guadalupe es secretaria de una aseguradora y lo que lamenta de las marchas  es que “provocan mucho desorden, pero entiendo que si no se sacude, el gobierno no hace nada” trabajar todo el día no le permite conocer las problemáticas actuales, pero en la actualidad ya no considera que funcionen para presionar al estado.

Joao vende periódicos en el semáforo de Buenavista: “Para vivir aquí tienes que tener tolerancia. Yo digo,  si aguantas la corrupción ¿por qué no a los que buscan un México mejor?” le ha tocado ver como se pelean la gente en la calle y aunque no le compren nada, le gusta apoyarlos de lejos.

Todas las personalidades que visitan o habitan la ciudad han tenido contacto con una marcha.  Lo que marca la diferencia es cómo retomen ese acto en su uso, pensamiento y actitudes; seres que recorren calles repletas de ideas, que entienden o se interesan por las temáticas que aquejan a los participantes de la marcha, son para ellos que también están hechas, para abrir ojos, todo depende de cómo miren las cosas.