Tim Burton se ha caracterizado siempre por presentar historias con una particular visión. Gótico, de historias dramáticas y hasta cierto punto melancólicas, su visión del mundo es única y es totalmente reconocible en cualquiera de sus filmes.
Pero Big Eyes pareciera ser la excepción. Margaret (Amy Adams) es una pintora con un enorme y particular talento: hacer retratos de niños con los ojos enormes y expresivos. Pero como muchos otros artistas, ese talento no es suficiente para ser reconocida. Es hasta que conoce a Walter (un fabuloso Christoph Waltz), un pintor de calles, que logra alcanzar la fama, el éxito y el reconocimiento. Pero no todo es lo que parece, pues aunque sea rica y famosa, un oscuro secreto será revelado.
Basada en la historia real de Margaret, Big Eyes es una bella película biográfica que saca a relucir el talento de Adams, pero sobre todo la dulzura y el encanto de Waltz. Nos sorprende que en la pasada edición de los oscar haya sido completamente borrada, especialmente en el apartado de actuación, donde este par logra una enorme química. Y hay que decirlo, el filme tiene demasiados altibajos en el guión que solo estos dos logran hacer atractiva la puesta en escena. Se nota que, en realidad, Burton solo iba a ser el productor, pues no es su estilo y hasta se nota incómodo en la guía de la película. Solo es en la escena climática en cierto cuarto "caliente" donde sale a relucir su verdadero yo.
Entretenida para aquellos que gustan del arte y que desean ver un buen duelo actoral con pintas de telefilme.
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