La
lucha es uno de los deportes más antiguos, pues data desde los griegos; sin
embargo, las técnicas y reglas empleadas en este deporte varían según la región
y México tiene un estilo muy particular, lo que ha hecho de este deporte uno de
los espectáculos más vistosos durante muchos años.
La lucha libre, como se le conoce en el país, se volvió
famosa y ha impuesto moda debido a la utilización de máscaras además de ser muy
acrobática y aérea. Diferentes personajes han desfilado sobre el ring, atletas
que no solo tienen una condición física espectacular, sino que son grandes
actores y hacen del deporte todo un drama.
No importa si son hombres o mujeres, los golpes se dan
por igual al compás de los gritos en la arena. Alguna vez alguien me dijo que
al estar ahí uno se olvida de todo,
sirve como lugar para sacar el estrés. Es curioso pues pareciera que los
problemas desaparecieran con cada llave que realizan los luchadores.
Mucho se ha especulado sobre la utilización de las máscaras,
la facilidad que nos da para convertirnos en otros, además de sentir un
inexplicable poder para afrontar al oponente y entrarle como machos. El portar
una máscara es símbolo de poder y perderla no solo conlleva revelar la
verdadera identidad, sino perder el honor.
¿Será que los mexicanos necesitamos de una máscara para
hacernos notar y enfrentar la realidad? La vida se convierte en una constante
lucha y ante muchas situaciones usamos mascaras siempre pareciendo ser alguien
más poderoso.
Este tradicional deporte que tuvo su auge en los años
cincuenta llevando a algunas personalidades a la pantalla grande, ha ido
decayendo notablemente; los aficionados siguen fieles y asisten a los eventos
pero los medios los han dejado un poco olvidados. Mientras antes las
transmisiones acaparaban varias horas de la mañana de los fines de semana,
ahora en contadas ocasiones la transmiten por televisión y las carteleras están
perdidas en algunas calles, solo los aficionados de corazón o en ocasiones los
turistas alimentan el gozo por este espectáculo.
¿Será que acaso la lucha libre ya es intrínseca de
nuestra cultura, que ha perdido la magia para nosotros, pero a los ojos de
ajenos es una característica esencial del mexicano? El asunto me parece
complejo, pero si quieres descubrir la habilidad de los luchadores además de
conocer las rivalidades o historias de amor que engloba este espectáculo y
sacar tus frustraciones mentándole la madre a rudos o técnicos, según sea tu
preferencia, puedes asistir a la Arena México, al Coliseo o a la Arena Naucalpan donde las funciones suelen
realizarse los días martes, viernes y domingo, además de que la admisión me
parece bastante barata a comparación de otros deportes.
No dejemos que la tradición se pierda y entendamos la
relevancia de usar una máscara, sentir la adrenalina al ver lanzarse desde la
tercera cuerda a un luchador, dejemos las máscaras de la cotidianidad a un lado
y veamos a los que solían ser héroes infantiles en acción.
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