Cambio
en los colores, programaciones, conductores y hasta en los horarios, sin duda
todos hemos notado varias transiciones en la televisión pública mexicana, pero
posiblemente uno de los canales más reveladores es el 11, el crecimiento de su popularidad, empezó desde los años 90´s, pero
¿qué fue lo que provoco la dilatación en las pupilas del auditorio?
Con un diván y una niña llamada
valentina, canal once empezó su barra infantil, entre perros, bolitas de
colores sonorizadas, causo que ese dedo juguetón pausara su danza del zaping,
para que nos enfocáramos en ese científico mundo de Beakman, y es qué si hacen
un recorrido entre sus memorias una vez terminada la sección Once niños, lo que
continuaba era un fino recorrido entre la Bilogía marina.
Empezamos a acostumbrarnos a los
vivos colores, títulos franceses como “cuentos de la calle broca” o caricaturas
mudas de una mosca, las generaciones crecen y a pesar de ser publica la
necesidad de tener un auditorio es vital para cualquier televisora,
posiblemente los afanes de querer mantener un público incentivo en la compra de
contenido extranjero que generara el interés de los televidentes, la alianza
para la adquisición de programas a Discovery y National Geographic simbolizo la
ruptura entre la búsqueda de una televisión educativa a terrenos culturales,
enfrentándonos a la duda eterna de porque no podemos tener educación en la
televisión, pero también recrea las
mismas acciones de otras cadenas cuando compran formatos para producirlos en el
país. Y aunque debemos aplaudir el nuevo contenido que tienden a elaborar junto
con algunas otras productoras como Lemon films y Canana, no podemos olvidar que
la versión original de Soy tu fan es Argentina.
En la actualidad nos enfrentamos con
un canal que no fue ni la sombra de lo que recordábamos, posiblemente no pudo
mantener el paso, la oferta de su programación se basa en repeticiones
constantes de programas de televisión de paga, con temporadas similares o a
producciones mexicanas cortadas por la falta de presupuesto, y el desesperado
llamado de atención en la retransmisión de programas de sus años de oro, solo
nos demuestra que los constantes cambios en el objetivo de su programación al
no poderse definir en ser comercial o no, propiciaron que el dedo tambaleara y
continuara con el baile del zaping en búsqueda de algo más interesante.
Los diseños en los logos de canal once.
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