Con un promedio de 7 a 13 canales del
total de 300 que contiene un paquete básico presentado en la carta a
seleccionar, la televisión de paga pretende venderte cultura por educación. Son
clasificados en “educación y enseñanza”, pero un compendio de documentales
sobre la biología africana o cómo sobrevivir en los siniestros más
perturbadores no cumple con las características de un medio educativo.
Como todos lo sabemos, el
entretenimiento tiene un valor comercial más fuerte que la enseñanza, y se
comprende que un grupo perteneciente a esta industria que tiene el interés por
un mayor crecimiento, favorezca los elementos que lo ayuden a subir de forma
rápida y consolidada. A todo el mundo le encanta ganar dinero.
Lo debatible viene cuando
te ofrecen una serie de canales con una programación de formación pedagógica
cuando lo más cercano a esto, es un programa con 45 min de duración en un solo
canal, en un horario que sólo las almas desveladas se proponen a encontrar, o
peor aún cuando pretenden utilizar a la TV como guardería.
Pocos apuestan a la
televisión educativa y posiblemente esta sea la causa fundamental que provocara
cambios en la programación de los canales culturales más reconocidos a nivel
internacional, el contenido de los nuevos lanzamientos incluyen desde series
vikingas, sobrevivencia, hasta reciclar videos caseros de los accidentes más
vistos por toda la red, para explicar con ayuda de la física el ¿por qué no lo
debes hacer? Cualquier relación con otros programas de variedad que nos ofrecen
los demás canales no es mera coincidencia, es un claro ofrecimiento de parte de
la barra “educativa” por mantener la atención de su público acostumbrado a los
concursos como “el cerebro más brillante”, con el fin de continuar con la idea
de los canales de moda al tener a varios conocedores de un tema y voten
por el video de gatitos más conmovedor. Para resumir, las cadenas televisivas
culturales reaccionaron ante la ambición por el crecimiento de un público que solo
demandaba diversión, y al final, el resultado se queda en la intención.
¿Será la llamada de auxilio
por el crecimiento de audiencia asfixiada por otros programas de
entretenimiento? Recordemos que estos últimos se mantienen en
continuo cambio, a pesar de repetir u ocupar temáticas parecidas a las de
novedad. ¿Por fin los encargados de la programación comprenderán la diferencia
entre cultura y educación? Quizá se resuelva esta pequeña desigualdad si los
dueños se dignaran a hacer una ligera revisión a lo que ofrecen.
Todas estas respuesta encuentrelas en el folleto de su grupo televisivo
favorito o pague entre 5 a 7 salarios minimos para concer la enseñanza en la
tele.
Mientras el público continúe aceptando programas sin contenido las televisoras no invertirán en una mejor programación.
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