El nacimiento de un nuevo lenguaje

A mitad de la década de los noventas la tecnología sacudió la forma de comunicación, el

celular derribando el beeper, radio y al  teléfono de línea directa, nos enfrentó a cambios que nos lanzarían a una nueva práctica: las llamadas breves, las claves; pero el cambio se haría notorio cuando entre las fiestas por el nuevo milenio y creencias del fin del mundo se deslizara el SMS (Servicio de Mensajes Simples).

            Las compañías se volvían locas ofreciendo mensajes veraces -más barato que una llamada-  “ahorrar” es la respuesta a la crisis económica que afecta a esta sociedad desde antes que empezara el siglo, el número de caracteres era limitado a 140, como si fuéramos entrenados para abstraer una idea y usar en un futuro  Twitter de manera común.

            Desde los mensajes de texto, multimedia, instantáneos, redes sociales todos programados para “mejorar la comunicación” reforzar los lazos y mantenerse en contacto, revueltos con la rapidez, inmediatez  con cierto afán por economizar pero con el objetivo de informar a otro; el abreviar, olvidar el uso de acentuación y puntuación es cotidiano en la vida del humano, que utiliza cualquier aparato tecnológico.

            Es esa acción diaria la que dependiendo de cada individuo será tachada o engrandecida por la vistosidad de condensar un estado en una sutil frase, sin duda reducir, reusar y reciclar no es una ideología que solo se limite a los estándares por preservar el ambiente, es un emblema de las nuevas generaciones.

            Entender con ayuda de la inferencia las transformaciones en la lengua demuestran el interés de la juventud por informar a su contexto sobre su persona con lo que ellos asimilan es un estilo propio, pero de la misma forma enriquecen a la lengua y promueven la evolución en esta, al punto de que la misma Real Academia Española las añada al diccionario calificando una palabra sin sentido ahora con significado propio.

            Posiblemente sin un conocimiento sobre esto los usuarios tecnológicos contribuyen a los cambios diarios al mutilar palabras, elaborar nuevas y desusar otras; fomentan un nuevo lenguaje tecnológico.